jueves, 21 de enero de 2010

Todos nosotros debemos agradar a nuestro prójimo‏

Rom 13:10
El que tiene amor no hace mal al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley.

Nuestro amado Jesús estaba listo a relacionarse con todo tipo de personas, sin importar lo que los demás pensaran de Él. Dios siempre está dispuesto a aceptar a todas las personas y muestra igualdad ante el trato con los demás. Jesús sólo condenó a las personas que se creían mejores que los demás. Creerse justo por mérito propio es peligroso pues conduce al orgullo, motiva desprecio a otros e impide aprender más de Dios. Leamos Lucas 18:9-14. Una vez, Jesús estuvo hablando con unas personas, de esas que se creen muy buenas y que siempre están despreciando a los demás. A estas, Jesús les puso este ejemplo: «Dos hombres fueron al templo a orar. Uno de ellos era fariseo y el otro era cobrador de impuestos. »Puesto de pie, el fariseo oraba así: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres. Ellos son ladrones y malvados, y engañan a sus esposas con otras mujeres. ¡Tampoco soy como ese cobrador de impuestos! Yo ayuno dos veces por semana y te doy la décima parte de todo lo que gano.” “El cobrador de impuestos, en cambio, se quedó un poco más atrás. Ni siquiera se atrevía a levantar la mirada hacia el cielo, sino que se daba golpes en el pecho y decía: “¡Dios, ten compasión de mí, y perdóname por todo lo malo que he hecho!”. Cuando terminó de contar esto, Jesús les dijo a aquellos hombres: «Les aseguro que, cuando el cobrador de impuestos regresó a su casa, Dios ya lo había perdonado; pero al fariseo no. Porque los que se creen más importantes que los demás, son los menos valiosos para Dios. En cambio, los más importantes para Dios son los humildes.»

Rom 15:2
Todos nosotros debemos agradar a nuestro prójimo y hacer las cosas para su bien y para la edificación mutua.

Necesitamos apreciar a todas las personas y ayudarlas a tener un enfoque más positivo de ellos mismos, para lograrlo nosotros necesitamos desarrollar nuestra capacidad para escuchar y entender. Tenemos que aprender de Dorcas, quien tenía un gran amor por el Señor. De su gran amor por Dios surgía un gran amor por su prójimo. Por compasión a la gente que lloraba a Dorcas, Dios la resucita. Los beneficiados de las dadivas de Dorcas, eran los pobres y la viudas.
Leamos Hechos 9:36-39 En el puerto de Jope vivía una seguidora de Jesús llamada Tabitá. Su nombre griego era Dorcas, que significa «Gacela». Tabitá siempre servía a los demás y ayudaba mucho a los pobres. Por esos días Tabitá se enfermó y murió. Entonces, de acuerdo con la costumbre, lavaron su cuerpo y lo pusieron en un cuarto del piso superior de la casa. Pedro estaba en Lida, ciudad cercana al puerto de Jope. Cuando los seguidores de Jesús que vivían en Jope lo supieron, enseguida enviaron a dos hombres con este mensaje urgente: «Por favor, venga usted tan pronto como pueda.». De inmediato, Pedro se fue a Jope con ellos. Al llegar, lo llevaron a donde estaba el cuerpo de Tabitá. Muchas viudas se acercaron llorosas a Pedro, y todas le mostraban los vestidos y los mantos que Tabitá les había hecho cuando aún vivía. Pedro mandó que toda la gente saliera del lugar. Luego se arrodilló y oró al Señor. Después de eso, se dio vuelta hacia donde estaba el cuerpo de Tabitá y le ordenó: «¡Tabitá, levántate!» Ella abrió los ojos, miró a Pedro y se sentó. Pedro le dio la mano para ayudarla a ponerse de pie; luego llamó a los seguidores de Jesús y a las viudas, y les presentó a Tabitá viva. Todos los que vivían en Jope se enteraron de esto, y muchos creyeron en el Señor Jesús.
Gál 5:14
Porque toda la ley se resume en este solo mandato: "Ama a tu prójimo como a ti mismo."
Dubis Sáenz Cepeda. .><((((º>
Sierva y amiga de nuestro Señor Jesucristo.
Barranquilla, Colombia.

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