domingo, 24 de enero de 2010

Según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.‏

Números 14:28

“Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.”

Todos en algún momento de nuestra vida hemos vivido situaciones que dejan una “marca” o “herida” en nuestro corazón y eso crea una “fortaleza” en la mente.
Dicha situación, te lleva a estar constantemente pensando en la “marca” y en la “herida”, lo cual da origen a un nuevo problema en nuestra vida, que es la amargura, el resentimiento, el rencor, el odio y la aflicción. Todo esto por no buscar el remedio para sanar la “marca” o la “herida”, y eso solo se logra con el perdón.

La falta de perdón origina dentro de nuestro diario vivir, un nuevo ingrediente es la repetición. Solo hablas del problema.
Solo piensas en el problema. No duermes por problemas.

Todo esto origina un nuevo problema y es que de tanto repetirlo y repetirlo se instala en tu pensamiento, forma una fortaleza mental y luego aparece el miedo y la vulnerabilidad y lo que temías te viene. No es por decirlo una sola vez sino es por repetirlo y repetirlo.

Job 3:25-26
Todo lo que yo temía, lo que más miedo me causaba, ha caído sobre mí. No tengo descanso ni sosiego; no encuentro paz, sino inquietud.

Como sólo pensaba en eso, entonces “eso” capturó tu mente y tu obsesión se hizo realidad. Cuando el pensamiento se hace una obsesión eso se transforma en vulnerabilidad, entonces lo que temes penetra en tu vida y se produce eso que temes. El miedo te conecta a las cosas que más temes.

Dios nos dice en su Palabra “No deis lugar al diablo”, por eso en momentos en los cuales la vida te “marca”, declara la Palabra de Dios, para no ser vulnerable ante los ataques del enemigo.

2Co 4:13
La Escritura dice: "Tuve fe, y por eso hablé." De igual manera, nosotros, con esa misma actitud de fe, creemos y también hablamos.

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Dubis Sáenz Cepeda. .><((((º>
Sierva y amiga de nuestro Señor Jesucristo.
Barranquilla, Colombia.



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