lunes, 28 de diciembre de 2009

Sé que Dios tenía esto planeado, reunir a su pueblo por medio del internet.‏


Hoy quiero compartirles partes de un escrito de Devocionales cristianos que tiene parrafos que son claves e importantes, por la manera clara y sencilla que nos enseña cómo debemos mostrar el amor hacia los demás.

Yo deseo expresarte lo importante que tu eres para mi, sabes una cosa, solo saber que tú estás en otra parte del mundo leyendo este escrito, es motivo de gozo, alegría para mí y para mi familia.

Sé que Dios tenía esto planeado, reunir a su pueblo por medio del internet, podernos bendecirnos los unos a los otros y demostrar el amor hacia los demás, de esta forma.

Te invito a mirar la imagen y mientras lo haces regálame una sonrisa.

“Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

(San Mateo 25:40)
Ya han pasado alrededor de cuatro años o más, sin embargo tengo tan presente este recuerdo tan grato en mi mente, que deseo compartirlo con todos ustedes. Jean Carlos en aquel tiempo tendría unos 4 ó 5 años. Es un niño que perteneció a nuestra congregación y es muy inteligente, simpático, expresivo, alegre y conversador, entre tantas cualidades que tiene.

¿Puedes imaginarte la hermosa sonrisa de este niño y la mirada tan traviesa de sus ojos?

Una mañana de domingo me levanté triste, preocupada, cansada y cargada. En aquel entonces daba clases a un grupo de juveniles de mi congregación y pensaba: “¡Dios mío, cómo voy a hacer, dame las fuerzas y la energía! Llegué a mi congregación y me arrodillé a platicar con Dios. No recuerdo por qué me sentía así, tampoco recuerdo exactamente que le dije a Dios aquel día mientras oraba. Pero si le dije a Dios que sabía que él me amaba y que necesitaba sentir esa mañana su amor por mí.

Lo que pasó más adelante lo puedo recordar muy bien.

Nos mandaron a pasar a todos los maestros al frente para cantar nuestro himno tema. Y de repente veo que Jean Carlos y sus padres entraron por una de las puertas de la Iglesia. Jean Carlos tenía en sus manos una hermosa y grande rosa roja en material de felpa o del que hacen los peluches. Con la flor en mano ese niño vino directamente hacia donde mí, mientras todavía los maestros permanecíamos al frente. Él me mostró su gran sonrisa, abrió sus brazos, me miró con sus ojitos traviesos y me dijo: “Brendaliz esto es para ti”. La ternura y el amor que sentí en mi corazón es algo que no puedo describir. El gozo que trajo a mi vida este detalle aún me hace sonreír cuando recuerdo ese episodio. Luego sus padres me contaron que Jean Carlos había ido a una tienda, que había visto la flor y les había dicho que la compraran porque esa rosa era para Brendaliz.

Dios es tan exacto y detallista que la rosa que ese niño me regaló fue de mi color favorito: (mis preferidas son las rosas rojas). Aún tengo en mi cuarto esa rosa en material de peluche. Es hermosa, pero más hermoso aún el gesto de ese niño que Dios utilizó para recordarme cuánto me amaba y lo especial que era para él. Cada vez que la miro recuerdo el amor infinito de Dios hacia mí y como el utiliza a sus hijos para hacer sentir su maravilloso e inigualable amor y gracia.

Es por esta razón que hoy te invito a hacer un bien a alguien cercano o lejano a ti. Esa persona puede estar necesitando una visitación de Dios y al instrumento que Dios quiere utilizar para mostrarle su amor es precisamente a ti.

No pases por este mundo sin que los demás puedan percibir que eres un recipiente usado por Dios para bendecir y ministrar a las vidas.

(San Mateo 10:40-42).
“El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa”.

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Dubis Sáenz Cepeda. .><((((º>
Sierva y amiga de nuestro Señor Jesucristo.
Barranquilla, Colombia.

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