viernes, 22 de octubre de 2010

La compasión de Dios por los que sufren, por los que lloran, por los que están afligidos, desesperados y se encuentran desamparados y necesitados es incomparable.

Nosotros humanamente ponemos barreras e impedimentos para que la compasión, la misericordia de Dios se refleje hacia los demás.

Jesucristo nos dio lecciones grandes sobre lo que es la compasión y la forma como se debe manifestar hacia los demás.

En Lucas 7:13 leemos, “Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores”.

En Mateo 9:22 leemos, “Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora”.

Dios nota las aflicciones de su pueblo, muchas veces nosotros no las expresamos pero hasta las angustias secretas le son conocidas. Dios oye los gritos de su pueblo afligido, aunque sean gritos con lágrimas que se pierden en una almohada.

Éxo 3:7 Pero el Señor dijo: —He visto lo mucho que ha sufrido mi pueblo en Egipto y he escuchado sus quejas pidiendo ayuda. Estoy consciente de su dolor.

Dios en su infinito amor y misericordia mira la aflicción, la angustia y el desespero de los que hacen maldad, porque El confía en su arrepentimiento. Desafortunadamente hay muchos hermanos, que no se acercan a los llamados “malos, o pecadores”, los apartan y les ponen un slogan “inalcanzables”. Dios anhela el amor de ellos y desea protegerlos.

Eze 18:23 El Señor Dios dice: “¿Crees acaso que en realidad quiero que el malo muera? Está claro que si se arrepiente de su maldad, se le permitirá vivir”.

Jesús caminaba, sanaba, predicaba, enseñaba pero siempre con ojos compasivos y misericordiosos. Imitemos a Cristo en todo, hay muchos que aun necesitan del amor de Dios y de una mano amiga que les diga, ven quiero guiarte a lugares delicados.

Mat 9:36-37 Cuando Jesús veía a todos los que lo seguían, sentía compasión por ellos, pues estaban agobiados e indefensos. Eran como ovejas que no tienen pastor que las cuide. Entonces Jesús les dijo a sus seguidores: -La cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos.

A la fecha hay multitudes enormes de ovejas sin pastor y debemos tener compasión y hacer todo lo que podamos para ayudarles. Oremos para que en nosotros siempre se vea el amor de Dios y su misericordia en el comportamiento que tengamos con los demás. Un abrazo lleno del calor y del amor de Dios para todos.

Dubis Saenz Cepeda.

Sierva y amiga de Jesucristo.

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