jueves, 14 de octubre de 2010

Tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca.

Gen 26:34-35

Y cuando Esaú era de cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca.

Las relaciones humanas no son fáciles de llevar. La cultura, los hábitos, la educación, la forma de pensar forman abismos, divisiones, pleitos, que al final se trasforman en raíces de amargura.

La unión de hombre y mujer fue instituida por el Creador. Pero la unión matrimonial no es solo física sexual, sino también espiritual. Por esto es importante que las personas basen sus deseos de unir sus vidas, no en los deseos y pasiones de la carne, sino sobre cimientos espirituales.

Los cristianos tienen que evitar la familiaridad con los que deshonran el nombre cristiano, recuerden que somos llamados así por seguir a Cristo.

1Co 5:11

Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.

La mujer fue creada para ser la ayuda idónea del varón, es cierto pero Dios desea que nuestros hijos se unan a mujeres sabias. El principio de la sabiduría es el temor a Dios. Mujeres temerosas y amorosas porque de lo contrario, En lugar de ayuda idónea, la unión trae una trampa.

Los consejos y las enseñanzas que nosotros como padres les damos a nuestros hijos deben ser siempre de acuerdo con la voluntad de Dios. Dios desea lo mejor para nosotros y cuando nos salimos de sus voluntad entonces vienen las amarguras, los celos, los pleitos y las divisiones.

En la cita de hoy vemos a una madre que inicialmente confiesa la amargura que le ha causado en su vida la unión de uno de sus hijos, pero como no quiere sufrir doblemente por eso ora y procura para que su otro hijo no se equivoque y pueda obtener las bendiciones de Dios.

Gén 27:46

Luego Rebeca le dijo a Isaac: –Estoy cansada de la vida por culpa de estas hititas con las que Esaú se casó. Si Jacob se casa con una hitita como estas, de las que viven aquí en Canaán, vale más que me muera.

Sé que está en nuestros hijos el decidir por su vida familiar, pero está en nosotros los padres orar y testificarles a nuestros hijos con nuestras vivencias y testimonios diarios, que un matrimonio donde los dos temen a Dios es fructífero y de gran bendición. De esta manera ellos desearan tener un matrimonio como el de sus padres y si llegan las dificultades procuraran luchar por mantenerse juntos hasta el final, porque han aprendido como hacerlo.

Dubis Sáenz Cepeda. .><((((º>

Sierva y amiga de nuestro Señor Jesucristo.
Barranquilla, Colombia.

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