lunes, 19 de julio de 2010

"Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento".

(Mat 3:17 [RV60])

Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

Mat 3:17 PDT

Una voz desde el cielo dijo: "Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento".

Mat 3:17 DHH

Se oyó entonces una voz del cielo, que decía: "Este es mi Hijo amado, a quien he elegido."

Bautismo de baptisma, consistente en el proceso de inmersión, sumersión, y emergencia (de bapto, mojar, empapar)

Juan el Bautista llamó al pueblo al Bautismo de arrepentimiento, a fin de que pudieran recibir la remisión de los pecados. Es Un llamado que hace referencia a la salvación. El se preocupó por el pecador y los invitaba a huir de la ira venidera, a buscar ayuda sólo de arriba y ansiosamente a aceptar el remedio provisto, que es anunciarles que el Reino de los Cielos se ha acercado.

Lo más importante de esto, es que los que se acercaron, anhelaban un cambio en sus vidas y no tan solo un baño, un chapuzón, o un paseo. Aquellos que obedecieron vinieron «confesando sus pecados», reconociendo así, su deseo de ser discípulo de Jesucristo.

Dios está demandando de un pueblo que al igual que Juan Bautista, seamos pregoneros, Heraldo de la Palabra por la condición actual del mundo. El principal problema que la Iglesia afronta hoy en día: la soberbia, codicia y auto suficiencia del creyente, que llega a vivir de espaldas a la voluntad de Dios, y muchas veces ni siquiera se da cuenta de ello, alentado por una cotidianidad totalmente ausente del temor de Dios, basada en lo material y en sus propios deleites.

“He aquí que esta fue la maldad de Sodoma: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas…” (Ezequiel 16:49).

Dios demanda de una iglesia comprometida con el llamado, no que solo le encante oír en boca de otros: "Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento”. o "Este es mi Hijo amado, a quien he elegido."

Dios no quiere que su iglesia Se crea el engaño de que hay que aplicar el principio de la tolerancia ya que por ello han aprendido a llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno.

Los días de Noé fueron así: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha sobre la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).

Hermanos, líderes, pastores y amigos todos debemos mantener ardiente en nuestras vidas el amor por las almas, para enseñarles y guiarles a producir las evidencias de dar fruto, que sus vidas tengan un arrepentimiento genuino y debemos de advertir el peligro en caso de que no sea una experiencia genuina. Que cuando venga Jesús, diga de nosotros: "Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento".

Dios me los continúe bendiciendo,


Dubis Sáenz Cepeda. .><((((º>


Sierva y amiga de nuestro Señor Jesucristo.

Barranquilla, Colombia.

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