viernes, 27 de noviembre de 2009

La defensa de ningún otro abogado puede aplacar la ira de Dios.‏


Hace muchos años había un contabilista que trabajaba en la ciudad capital de Rusia. Él sabia que los auditores venían y que descubrirían que él estaba en bancarrota. Era culpable de haber malversado los fondos para beneficio propio. Esto quería decir sólo una cosa: pagaría con su vida por su delito.

Mientras meditaba tristemente sobre su error fatal, preparó una lista de todas sus deudas y anotó al pie de la lista la siguiente pregunta:

"¿Quién va a pagar estas deudas?"

En medio de su confusión, se quedó dormido sobre su escritorio. Dio la casualidad que Alejandro 1, el Czar de Rusia, estaba en gira por aquella comarca y visitó el edificio donde el hombre dormía sobre su escritorio. Al entrar en la oficina del contabilista, se dio cuenta de que estaba dormido. Se acercó al escritorio y vio el papel que estaba sobre él. Lo tomó y leyó la lista de deudas de aquel hombre. Cuando leyó la pregunta, “¿Quién va a pagar estas deudas?” sintió el profundo deseo de hacer un bien. Sacó su pluma dorada y escribió las siguientes palabras sobre el papel: 'Yo, Alejandro”.

¡Qué sorpresa se llevó aquel hombre al despertar! Conocía muy bien la firma de su señor y sabía que él cumpliría su palabra.

¡Se libró de la muerte!.

Hoy en día una persona que viva una situación como la de la ilustración necesita de un abogado. Hay personas que cuando uno les habla de “abogado” solo lo relacionan con la persona que ejerce la profesión de Derecho o están finalizando estudios en esa rama.

Hay otros que cuando se le habla de abogado, se asustan, sienten temor porque normalmente para ellos un abogado es uno que “embarga”, “cobra”, “defiende”, etc. Hay otros que el abogado representa para ellos, seguridad, confianza y paz.

Investigando esta Palabra y buscando el origen griego de ella, encuentro que viene de: Abogado, parakletos. De para, «junto a», y kaleo, «llamar»; de ahí surge el concepto: Llamado a estar a nuestro lado.

La palabra identifica a un intercesor, confortador, ayudador, abogado, consejero.

En 1 Juan 2.1 Jesús aparece de pie defendiéndonos y tomando nuestro lugar ante el trono de Dios de modo que su sangre sea tomada como pago por nuestro pecado.

1 Juan 2.1
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Notemos que al decir Juan que tenemos un abogado para con el Padre, a Jesucristo, está diciendo implícitamente que ningún otro puede abogar con éxito por nosotros ante el trono de Dios, que sólo Él puede hacerlo porque, como dirá enseguida, “Él es propiciación por nuestros pecados.” .

1 Juan 2:2
Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

Es ese hecho lo que le permite ser nuestro abogado defensor.
Como sólo Él es propiciación por nuestros pecados, sólo Él puede abogar a nuestro favor. El sacrificio de ningún otro hombre puede sernos de utilidad, la defensa de ningún otro abogado puede aplacar la ira de Dios.

Hermanos, amigos, lideres que tu vida y mi vida, nuestro modo de vivir, concuerda con nuestra fe. Que siempre exista el deseo de hacer la voluntad de Dios y no cumplir los deseos de la naturaleza vieja o la carne, que es la que lleva al pecado.

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Dubis Sáenz Cepeda. .><((((º>
Sierva y amiga de nuestro Señor Jesucristo.
Barranquilla, Colombia.
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No desampares la obra de tus manos.

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